Homenaje a Edurne

 

Frecuentemente la muerte del cuerpo físico es un proceso sombrío y cargado de sufrimiento. Pero para quienes hemos tenido el privilegio de poder compartir la disolución de la forma física  de Edurne, no podemos decir lo mismo.

A medida que su cuerpo se marchitaba, contrastaba la plenitud que florecía de su Ser profundo. Como nos había trasmitido en enseñanzas la Maestra, estábamos ante la evidencia de que el final de la vida del cuerpo físico es una oportunidad extraordinaria para instalarnos en nuestra Dimensión Real.

Lejos de la agonía con que se suele caracterizar a este estadio de la existencia humana, inmersa en una profunda quietud, con un intenso brillo en los ojos, su reducida actividad expresaba Amor y palabras que tenían que ver con su experiencia de lo trascendente (Vacuidad, Espacio abierto de la Mente Consciente...). Había acampado en una dicha que había trascendido su realidad egóica y se encontraba más allá  de todo sufrimiento.

Antes del homenaje que le hicimos en el Centro de meditación, en el jardín que con tanto mimo había cuidado, el ciruelo chino le hacía el suyo, se vestía de gala con un luminoso traje de pétalos rosas. El altar del Centro se colmaba de flores con sus  fragancias, colores, formas..., el cuerpo de Edurne yacía inerte, hacía menos de cuatro horas que había fallecido, la comunidad de practicantes se había volcado y el Centro se hallaba abarrotado. El acto fue muy bello y muy importante para quienes tenían una visión negativa de la muerte del cuerpo físico. Resultó ser un canto a la VIDA, a la que está más allá del aparente y caduco mundo de las formas.

Parece que nos dejaste, pero desde ese plano en el que te situaste nos sigues acompañando, tu presencia se sigue sintiendo y lo más importante de todo es que, con tu actualizar la cota más alta de la realización humana, eres una referencia clave para la comunidad de personas que nos juntamos en Karma Santen Ling, embarcados en la aventura de la Autorrealización.         .

Edurne que tu despertar sea el inicio del despertar colectivo que anuncia la llegada de Maitreya.

Aitor