Homenaje a Edurne

Hace casi 40 años que conozco a Edurne. Años vividos en la misma dirección aunque en ocasiones con diferentes escenarios.

Hemos compartido espacios políticos y vecinales en las luchas antifranquistas de los años 70. Más tarde compartimos una búsqueda interior y desde ahí, hemos compartido muchas vivencias personales y profesionales.

Si algo me ha “tocado” de Edurne es su vitalidad, su fuerza, su energía, su coraje, ese tirarse de cabeza ante situaciones injustas o de ayuda y apoyo a los más necesitados, que, con el paso de los años y de ese intenso trabajo interior realizado, se han visto engrandecidas con esa Paciencia, esa Humildad, esa Sensibilidad y esa Donación constantes que hemos vivido de ella en los últimos años.

Durante los años que compartimos a nivel profesional, no escatimaba en tiempo ni horarios, si de lo que se trataba era de ayudar a alguien (aunque no estuviese directamente relacionado con nuestra actividad profesional) buscando la mejor solución, sin achantarse ante las trabas que se ponían y defendiendo causas “a veces imposibles” sin cejar en el empeño de hacer la vida más fácil a los demás.

A pesar de su pequeñez física, ha sido un GRAN cobijo y una GRAN MADRE para muchas y muchas personas.  Tengo que agradecerle porque yo he sido una de esas personas que me he sentido cobijada en ella y tuve la suerte de podérselo decir el día anterior a que dejase ese cuerpo. No hacía falta hablar ni decir nada, e incluso ni vernos, sabía que estaba AHÍ siempre.

Se suele decir que una persona muere como ha vivido y desde luego el proceso de Edurne durante los últimos días de vida en su cuerpo físico ha sido una demostración palpable de todas esas características enumeradas. Su DONACIÓN, Su FUERZA, Su HUMILDAD, Su PRESENCIA han estado con ella y con nosotros hasta el último suspiro……y más.

Gracias Edurne por tu ayuda y por tu ejemplo, tu amiga Isabel