Para Edurne

Con una sonrisa me acogiste la primera vez que acudí al centro. Con una sonrisa me recibías cada vez que acudía a meditar, siempre dispuesta hacer más cómoda la estancia, siempre servicial, parecía que adivinabas las necesidades de cada asistente ya que acudías siempre a facilitar las cosas. Siempre tenías una recomendación del libro y siempre atinabas en el libro que yo en ese momento necesitaba.

La más enorme gratitud expresa mi corazón por todo lo que he recibido y sigo recibiendo, gracias y mil veces gracias.

Mi madre me enseñó a caminar cuando era niña, ya de adulta tú, Edurne me enseñaste a caminar por el sendero espiritual,. Sé que todavía sólo doy unos pasitos por esta senda, pero siento tu fuerza y energía que me empujan hacia adelante en esta dichosa y hermosa vía, aunque existan piedras y obstáculos en el camino, tu luz y el amor grandioso iluminan mi caminar, la misma fuerza y sabiduría que recibí y me acompañaron en mis viajes a Nepal, siento ahora una inmensa luz, amor y energía que emergen sobre mí y me acompañan en cada pasito que doy. Te siento cerca, cada vez más cerca.

Un  océano de gracias.


 

Lurdes