Hola querida Edurne:

Me acuerdo del día que comencé a ir con asiduidad al Centro, el encuentro contigo, cálido, tu sonrisa suave, tu cara serena, me hizo sentirme enseguida una más de todos los que allí estaban.

Me siento muy afortunada por haberte conocido, poco a poco fue descubriendo la persona que fuiste, tan sencilla, desprendida y acogedora con todos los que nos hemos acercado. Te preocupabas sin preocuparte, estabas sin estar, solo eso, estabas.

Me has hecho darme cuenta de donde estoy, sin apegos a nada, solo a vivir el momento.

Gracias Edurne por todo.

Tu presencia siempre está.    Paqui