CONFLUENCIAS
DEL BUDISMO TIBETANO Y LA ASPIRACIÓN A LO TRASCENDENTE DEL HOMBRE
OCCIDENTAL

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DIÁLOGO
INTERPELATIVO entre el filósofo Antonio Lameiro y Lama Jigme
Rinpoche
FECHA:
5/02/03
|
ANTONIO
LAMEIRO
Bienvenido a todo el mundo y muchas gracias por vuestra presencia.
Antes que nada agradecer a todas las personas que han hecho posible estas
jornadas: al Centro Karma Samten Ling organizador, el patrocinio de la
Fundación Hemen-Orain y agradecer el apoyo y la colaboración
de la Universidad Pública de Navarra y de importantes teólogos
católicos que nos han ayudado en todo momento como José
Arregi y Salvador Paniker. Decir también que es un honor inmerecido
poder compartir la mesa con el lama Jigme Rimpoché que es uno
de los máximos representantes del budismo tibetano y el responsable
en Europa de la escuela Kagyu.
Lo primero que quisiera comentar es la necesidad del diálogo interreligioso
que se ha visto desde varios sectores. La necesidad, en primer lugar,
de la convivencia, ese aspecto que no podemos eludir y que ahora se está
manifestando en los medios de comunicación tan trágicamente.
Por otra parte, la necesidad ineludible de una vida significativa, bella,
que nos diga algo. Es en este sentido en el que quiero traer aquí
las palabras del gran historiador Arnold Toynbee quien dijo que el siglo
XXI sería el siglo de encuentro del budismo y el cristianismo.
Esto por muchas razones, entre otras por esta vocación universal
que tanto budismo como cristianismo tienen, también por este planteamiento
que ambos hacen hacia la transformación interior, hacia la transformación
del ser humano y ante todo y sobre todo, a esta gran renovación
que tanto Jesucristo como Buda hicieron en su tiempo en el seno de tradiciones
que se estaban quedando anquilosadas, que no daban respuestas vivas, genuinas
a los hombres de su tiempo.
En ese sentido quisiera destacar en primer lugar, esta iniciativa que
hubiera sido impensable hace unos años, me refiero al libro del
Monje y el Lama que es producto de un encuentro en profundidad entre el
Abad Dom Robert Le Gall, en aquel momento abad de la Abadía de
Santa Ana en Bretaña y que a lo largo de varios meses tuvo un encuentro
con Lama Gime Rinpoche.
Este encuentro se plasmó en este libro donde ambos comentan sus
vivencias con profundidad como personas entregadas totalmente a este encuentro
con lo trascendente. Señalaría que en este libro más
allá de las palabras, de conceptos cristalizados, ambos pasan a
comentar sus vivencias.
En primer lugar, lo que quiero preguntar al Lama es que nos relate
cómo fue la experiencia de este encuentro.
VENERABLE
JIGME RIMPOCHE:
El lama, en primer lugar, quiere dar las gracias a todos por asistir a
este encuentro y mostrar su alegría de compartir esta mesa con
Antonio Lameiro. Quiere comentar cómo surgió ese encuentro
con Don Robert Le Gall, entonces abad y hoy obispo, y cómo se produzco
el intercambio de experiencias desde el punto de vista budista y desde
el punto de vista cristiano.
En lo que concierne a su comprensión personal de este evento él
cree que ha sido muy importante en lo que se refiere a una relación
humana muy profunda, basada en una experiencia espiritual y sobre todo
en torno a la fe. La fe en que las distintas tradiciones religiosas ofrecen
una respuesta al ser humano porque cuando alguien encuentra una respuesta
es fácil creer, pero en principio la fe era algo que compartían
entre los dos interlocutores.
La técnica de ese encuentro fue una técnica de preguntas
y respuestas, planteadas por un sociólogo, periodista,
Lenoir,
que ha escrito varios libros.
Él fue quien escribió las preguntas, la guía del
diálogo y la técnica fue responder a esas preguntas, expresar
la vivencia, la práctica, cómo entendía cada uno
su compromiso religioso pero siempre sin buscar similitudes ni comparaciones.
De una manera natural se respondía a las preguntas sin otro prejuicio.
Para él también fue importante a la hora de localizar al
interlocutor el hecho de que el abad no conociera nada en absoluto de
budismo ni de cualquier otra religión, es un aspecto muy importante
para el lama, encontrar un monje, practicante del cristianismo que llevara
una vida monacal, que tuviera una experiencia espiritual desde el punto
de vista cristiano y que no fuera un investigador religioso o un intelectual
en el sentido de explorar otras religiones.
Encontrar una persona así, plenamente dedicada a la vida interior
desde el punto de vista de la vivencia cristiana y sin ningún conocimiento
de budismo ni de cualquier otra religión. A su vez, Lama Jigme
Rinpoché estaba en el mismo caso, es un monje que lleva una vida
de vivencia espiritual del budismo y que no conoce absolutamente nada
del catolicismo, de ahí que los puntos en común que fueron
surgiendo en el debate tenían muchísima importancia porque
se han plasmado a través del diálogo de dos personas que
no tenían ningún juicio previo respecto a la religión
del interlocutor.
Ambos monjes fueron encontrando muchas similitudes, obviamente también
fueron encontrando muchas diferencias, de los distintos enfoques. Sin
embargo, él diría que en los aspectos fundamentales había
mucha similitud y en ese sentido comentaron la importancia del diálogo
como resultado de este encuentro, de forma que este conocimiento mutuo
redundaría siempre en una mayor armonía y entendimiento
entre los seres humanos, una aproximación mucho más serena
y pacífica en el diálogo interreligioso y sobre todo, el
énfasis en el hecho de que en esta intercomprensión el ser
humano entendería el sentido de la religión per se como
algo absolutamente fundamental y beneficioso para la humanidad.
El lama, como practicante del budismo considera que la fe, esa certeza,
lo beneficioso, lo necesario de la religión es muy importante.
Él sabe que la vida como tal en el ser humano es muy importante,
la participación social, todo tipo de actividades, la vida laboral,
pero en definitiva, el sentido último de la existencia es lo más
importante y ahí él descubrió que en el catolicismo
existe búsqueda del sentido último trascendente de la existencia,
el resultado final del por qué de la vida y cree que Monseñor
Le Gall también encontró que en la esencia del budismo subyace
claramente la búsqueda del sentido último de la existencia.
Esto fue un punto en común que flotó en el ambiente de este
encuentro en todo momento y que produjo un acercamiento humano intenso
entre las dos partes, dos puntos de vista distintos pero con una aceptación
de que el otro también tenía esa verdad de la búsqueda
del sentido espiritual.
En este encuentro tuvo la oportunidad de participar en diversas misas
con Monseñor Le Gall y con otros obispos. Tiene que confesar que
él no conocía en absoluto el ritual que allá se estaba
practicando pero vio, sintió y percibió lo profundo de esa
presencia, de esa ceremonia y de alguna manera, empezó a comprender
mejor el catolicismo. Cuando al lama se le pregunta después de
este encuentro si él se haría cristiano o no y cree que
no es el camino por donde hay que plantear la cuestión, él
no ve la necesidad de hacerse cristiano pero sí la posibilidad
clara de compartir, de poder incluso compartir o participar del ritual
cristiano, sin juicios porque ahora comprende que al haber más
conocimientos de la otra parte se evita todo tipo de prejuicios, de separación,
y de esa manera, surge una relación armoniosa entre tradiciones
que tienen un sentido profundo.
ANTONIO LAMEIRO
La siguiente cuestión tiene que ver con la forma en que el budismo
ha ido llegando a Occidente en distintas oleadas. Podríamos contar
como anécdota que a través del Calila e Dinna, Buda Sakyamuni
se convierte en santo de la Iglesia católica, y se venera con el
nombre de San Josafat. Pero sin abundar ahí, limitándonos
a este siglo, podríamos decir que la difusión en Occidente
del Budismo es un hecho y también es un hecho que lamentablemente
se ha malinterpretado, no se ha comprendido demasiado.
Sin embargo, ahí quedan manifestaciones culturales como el movimiento
que hoy en día se está dando de la "Carta de la tierra",
que surge de un encuentro de algunos cristianos y algunos budistas, miembros
de otras religiones que proponen que la ONU recoja cuatro puntos fundamentales.
Estos son: respeto a la comunidad de la vida, la vida entendida como un
conjunto de cosas, la integridad ecológica, la justicia social
y económica y la no-violencia y la paz. Tenemos, por otra parte,
la obra de grandes escritores y practicantes tibetanos como fue Chogyan
Trounpa que construyó en Estados Unidos la Universidad de Naropa,
una de las mayores Universidades humanísticas, en una adaptación
muy importante al mundo Occidental.
Tenemos en la literatura de la generación Beat a un Kerovac o a
un Ginsberg que intentan hacer de la manera natural de pensar esta literatura.
Pero en realidad, lo que nos interesa del budismo no es su gran capacidad
de teorización, su gran capacidad filosófica, que la tiene
y que se lleva a lo largo de varios años y estudios, sino que yo
diría que lo que más ha sorprendido del budismo es su capacidad
de dar una respuesta aquí, ahora, al sufrimiento, a la situación
en la que nos encontramos inmersos, y sobre todo, y ante todo, el budismo
es una respuesta práctica, un camino hacia la autorrealización.
La pregunta al lama es ¿qué método aporta el budismo
tibetano para este encuentro con la propia esencia de cada uno, para esta
autorrealización?
VENERABLE JIGME RIMPOCHE:
Me preguntan por los métodos, el camino de la autorrealización
y hay que señalar que hay distintos aspectos a tener en cuenta:
estos aspectos se expresan tanto filosófica como de manera religiosa.
En ambos casos hablamos de aspectos comunes como ética, modos de
comportamiento, armonía, compartir, etc. Estos aspectos son básicos
para el desarrollo de la realización, pero el budismo tibetano
y, en general el budismo, a estas condiciones básicas de ética,
etc. añade una práctica intensa.
En esta práctica también se producen distintas líneas,
llamadas escuelas, pero todas se encuentran en una noción nuclear
que es la meditación. Para alcanzar la autorrealización
a través de la meditación se trabaja en el sentido de que
la parte sutil de nuestra mente adquiere la capacidad de lucidez, claridad.
Existe un oscurecimiento mental, producto de nuestros hábitos,
de nuestra manera identificada emocionalmente de vivir y de alguna manera,
a través de la meditación, obtenemos esta capacidad, esta
lucidez de vernos a nosotros mismos con más claridad.
A través de este trabajo vamos obteniendo esta capacidad de mirar
y en el camino de la realización hay diferentes estadios. El primer
estadio sería este que acabamos de citar, a través de la
meditación y del desarrollo de esta capacidad de ver, de esta lucidez,
vamos conociéndonos a nosotros mismos y este autoconocimiento implica
de una manera natural, un conocimiento de la situación del otro,
lo cual implica a su vez, el nacimiento de la tolerancia, de la aceptación
del otro.
En distintos estadios llegaríamos al final de este camino de realización
donde esta lucidez, esta capacidad de la mente más profunda sería
plena, es lo que se conoce como despertar, iluminación, liberación,
es decir, el desarrollo de una mente libre de conceptos, una mente más
allá de los conceptos. Se acaba este oscurecimiento mental producto
de los hábitos y obtenemos una mente lúcida, clara, más
allá de los conceptos.
ANTONIO
LAMEIRO
La siguiente cuestión que quisiera abordar es que nos vemos obligados
a desempeñar una gran cantidad de papeles y esto, que nos podría
aportar una gran riqueza interior, en realidad nos hace vivir en una tremenda
fragmentación y en una tremenda frustración, en un sentirnos
divididos. Uno vive por una parte sus ideales, por otra parte sus amigos,
su tiempo de ocio, su dedicación religiosa incluso o su dedicación
a algún proyecto humanitario o a alguna ONG pero, luego en su tiempo
de trabajo lo que cuenta es la ley del mercado y la competitividad. Creo
que estamos condenados a vivir en esta especie de esquizofrenia y tenemos
delante de nosotros la tarea de recomponernos, la tarea de deshacer esta
fragmentación.
La pregunta es ¿qué puede aportarnos el budismo tibetano
en esta tarea de recomponernos, de vivirnos en totalidad, de recuperar
esa bondad original?
VENERABLE JIGME RIMPOCHE:
Desde la filosofía budista siempre se enfatiza que lo más
importante es la intención, la motivación de cambiarse uno
mismo y no empezar por cambiar a los demás sino cambiar uno mismo.
En Asia se suele decir que es mucho más difícil solucionar
los problemas del mundo que solucionar tus propios problemas. Si uno cambia,
en sí mismo, ya ha solucionado unos cuantos problemas. Cambiar
uno mismo es difícil pero en realidad es más fácil
que cambiar el mundo.
En este sentido, desde el budismo se enfatiza el concepto de oscurecimiento
mental, de opacidad mental, producto de lo que se llaman las emociones
perturbadoras, que para entendernos en Occidente serían los hábitos,
las tendencias mecánicas que gobiernan nuestra vida, como se estudia
en la psicología occidental y esto produce una opacidad, una visión
limitada de la realidad. Si uno comprende y aprende a mirarse a sí
mismo, obtendrá lo que el lama denomina una correcta actitud, en
el sentido de no ser bloqueado, de no verse impelido por lo que llamamos
el ego, el yo. Por supuesto hay que tener un ego, pero uno puede vivir
sin que este ego le arrastre, le bloquee, uno puede vivir libre, porque
ha hecho este trabajo de autoconocimiento.
Conforme uno va conociéndose más a sí mismo, se verá
capacitado de ayudar a los demás de una manera más profunda
y real y generaremos unas relaciones armónicas.
Para conseguir esta armonía, esta felicidad, esta ayuda al otro,
este gozo, que son palabras muy hermosas, no es posible que se den si
no hay un trabajo de conocimiento de la mente. Si este trabajo se hace,
se puede despertar, porque se libera esta opacidad mental; aumenta la
lucidez y la visión; uno puede descubrir cualidades que desconocemos
y que están representadas en potencia en nosotros. Por eso, el
budismo dice que todo ser humano en potencia lleva dentro de sí
las cualidades de Buda. Si entendemos esto habremos entendido mucho de
nosotros mismos y del trabajo.
Ahora el lama está escribiendo otro libro sobre cómo enfrentar
estos desafíos, esta lucha, esta competición que vivimos
en el día a día; cómo uno puede vivirse libre, sosegado,
en paz; cómo puede compartir, cómo puede ayudar en esta
vida que nos toca vivir. Este libro espera publicarlo a final de año
y nos lanza el desafío de que podamos traducirlo al castellano.
Existe la manera de vivirse en este mundo de lucha y de desafíos
de una manera más libre, siempre que este conocimiento de la mente
sea una realidad.
Esto no es una idea personal, ni siquiera budista, es una idea que también
subyace en el diálogo que compartió con el señor
De Gall. En ambas religiones se plantea vivir esta vida que nos toca desde
otra perspectiva.
Siempre se encuentra en los debates en los que es invitado la misma pregunta,
¿qué es el budismo, es una religión, o una filosofía?
El lama dice que podemos preguntarnos ¿qué aporta la filosofía
budista al ser humano? Sabemos bien que aporta los conceptos de armonía,
de compartir, de una manera más plena de vivir. Entonces le preguntó
a Monseñor De Gall ¿qué es una religión? Y
por la respuesta que hemos tenido su conclusión fue que el budismo
también es una religión. Quizá este aspecto sea un
aspecto a tratar mañana en el diálogo con el teólogo
pero cree que es un tema fundamental en el diálogo que nos ocupa.
ANTONIO
LAMEIRO
Yo quería abordar ahora una previsión que hace ya algunas
décadas que hicieron unos maestros tibetanos, y predijeron que
grandes lamas, grandes Bodhisattvas, seres que dedican su vida a ayudar
a los demás, se reencarnarían en cuerpos occidentales y
trabajarían, construyendo su mandala en Occidente. Quisiera que
el lama nos comentase cómo va este proceso y cómo lo ve
él.
VENERABLE JIGME RIMPOCHE:
Al lama le resulta difícil definir esta predicción, así
que va a dar su opinión al respecto porque este tema de la reencarnación
también es un tema que surge con frecuencia.
Este es un tema que se malentiende muy a menudo. Aquí en Occidente,
por algún motivo, entre el mundo cristiano se le da mucha importancia
a la palabra reencarnación y se considera como algo por sí
mismo establecido. Sin embargo, él quisiera poner las comillas
en este contexto, porque en Tíbet se habla de distintos conceptos.
El concepto estándar, que es el concepto de renacer y luego hay
otros conceptos más elevados: remanarse, reemanación, o
reencarnarse como se conoce aquí. Es muy difícil la traducción
del tibetano de estas nociones, porque todos sabemos lo que supone la
traducción de una lengua a otra.
En el budismo se cree que, de alguna manera, la mente continua funcionando
y los seres, en este caso humanos, renacen en otras formas de existencia,
esto es lo que dice la teoría y lo que se considera como reencarnación
que no es tal.
Para hablar de reencarnación, tendríamos que hablar de meditación,
de trabajo espiritual y de actitud correcta, en esta búsqueda del
Despertar. La actitud, la motivación correcta en el trabajo es
la de ayudar a los demás seres, a todos los seres y si se da esta
motivación, a través de la meditación y del conocimiento
de la mente uno puede desarrollar la capacidad de focalizar su mente en
el momento del tránsito, de la muerte y renacer de acuerdo a sus
propias capacidades, a sus propias motivaciones. En general, cuando sucede
esto, es cuando hablamos de reencarnación, cuando sucede un renacimiento
escogido, decidido por la capacidad de un ser que tiene realización.
Esta es su opinión y si miramos la historia, sobre todo del mundo
tibetano, vemos que grandes lamas han tenido esta capacidad y se han reencarnado,
en este caso, diríamos, correctamente, en ciertos lugares, donde
se dan ciertas condiciones y donde es necesaria su presencia para ayudar
a los demás seres. En este sentido, la predicción tendría
que ver con la necesidad en este caso, con la llegada de grandes Bodhisattvas,
pero también sigue habiendo grandes lamas que se reencarnan en
el Tíbet con este mismo objetivo.
ANTONIO LAMEIRO
Al principio hablábamos de mal interpretación de que no
siempre se ha entendido bien el budismo en Occidente y aunque yo me encuentro
perfectamente nutrido y perfectamente apoyado existe la creencia errónea
de que el budismo es una vía dedicada exclusivamente a los monjes.
En muchos libros de texto comentan esto, siguiendo la regla del antiguo
"Vinaya", yo lo que quisiera preguntarle al lama es si hoy
en día, aquí y ahora, uno puede realizarse como laico, puede
seguir la vía laica y en ese sentido, la dirección de la
escuela Kagyu qué vías prevé para este desarrollo
de quienes desean seguir el Dharma desde la vía laica, desde la
vía no monástica.
VENERABLE JIGME RIMPOCHE:
No hay duda a este respecto. Cuando Buda Sakyamuni dio su enseñanza,
era claro que esta enseñanza era susceptible de ser seguida y puesta
en práctica por cualquier ser humano, todo ser humano tiene la
capacidad de alcanzar el despertar si escucha la enseñanza y la
pone en práctica con dedicación. Por otro lado, en otros
textos se dice que ser monje es importante, sí es importante, no
cabe duda, porque si uno se compromete de por vida en la vida de monacato
tiene más tiempo dedicado al trabajo espiritual pero esto no te
da ninguna puerta y su escuela y, en general el budismo, ofrece herramientas
y métodos para el trabajo también en la vía laica,
con los mismos resultados que la vida monacal. La vida civil es perfectamente
compatible con el despertar.
ANTONIO
LAMEIRO
Para terminar, comentar que este diálogo de budismo y cristianismo
continúa abierto, hemos ido descubriendo algunos aspectos desconocidos
y entre todos tenemos más aspectos en común de lo que pensamos.
Lo que sí es cierto es que cada vez tenemos una exigencia cada
vez más fuerte como se plantea desde sectores cristianos como Hans
Küng o Leonardo Boff del planteamiento de una ética planetaria,
conjunta del planeta tierra. Para que este movimiento imparable de globalización
no sea la globalización de la injusticia, sino sobre todo que sea
en pro del desarrollo sostenible, en pro de la distensión internacional
y en pro de la paz.
Vemos también como el budismo tibetano en esencia confluye en esta
aspiración a lo trascendente que el ser humano europeo tiene y
sabiendo que cuando hay demanda, y esa demanda se formula seguramente
la respuesta no tardara en llegar.
Antes de dar el turno al público quisiera hacer una última
pregunta al lama. Así como el budismo venido de la India se
enriqueció con la tradición folklórica tibetana,
si él piensa que llegará un momento en el que desde esta
transmisión tan pura del Dharma que tenemos la suerte de estar
recibiendo desde el Tíbet, llegará un momento en el que
se pueda hablar de un budismo occidental, adaptado a las tradiciones occidentales.
VENERABLE JIGME RIMPOCHE:
Históricamente el budismo llegó, pasó de la India
al Tíbet y culturalmente y desde todo punto de vista la India y
el Tíbet son absolutamente distintos. Hay tanta diferencia de India
a Tíbet como podría haber del Oriente a Occidente. Por supuesto
llevó mucho tiempo pero el budismo acabó adaptado totalmente
a la realidad de Tíbet y, de hecho, la lengua y la escritura son
absolutamente distintos. El hecho de que esta adaptación se hiciera
de una manera precisa prueba el hecho de que hoy día de los textos
tibetanos traducidos en viceversa a las lenguas indias no se ha perdido
prácticamente nada en el viaje. Por eso, cuando Buda habló,
lo hizo de seres humanos y cualquier cultura, cualquier lengua, cualquier
sociedad puede ser un terreno abonado para que se produzca este trabajo
de conocimiento del funcionamiento de la mente, esta realización
de la naturaleza última de la mente. Por supuesto, esta adaptación
lleva un tiempo, ahora está el budismo llegando a Occidente pero
cualquier cultura, es susceptible de ser vehículo de expresión
del Dharma, porque en esencia el mensaje es el mismo y lo importante es
la esencia del Dharma y no la forma ritual o cultural con la que nos llega.
INTERVENCIONES DE LOS ASISTENTES
(Nota: debido a la amplitud de la sala no fue posible recoger
con fidelidad las preguntas de los asistentes. En algunos casos hemos
tratado de reconstruirlas lo mejor posible)
Pregunta
En el Evangelio de San Juan, Jesús dice: "Yo soy el camino,
la verdad y la vida". ¿Cómo explica el Lama esta afirmación?
VENERABLE JIGME RIMPOCHE:
El lama dice que en su desconocimiento le resulta difícil dar una
respuesta a este respecto. Está convencido de que hay una razón
profunda y una explicación de por qué Jesús dio esta
enseñanza y dice que si investigamos y profundizamos en esta línea,
seguramente encontraríamos esa razón.
El no conoce la teología cristiana y no sabe decir la razón
última de por qué Jesús hace este planteamiento.
Dice esto porque siguiendo lo que Buda enseñó, en la interpretación
de sus enseñanzas no es que la gente normal pueda alcanzar la realización
tal cual, sino solamente aquellas personas que de alguna manera han adquirido
una realización. Uno obtiene esta capacidad de realizar a través
de un trabajo de meditación y en este camino existen múltiples
formas de expresión, osea diferentes caminos de alcanzar ese objetivo.
Él cree que este texto de San Juan, de alguna manera está
expresando uno de estos caminos o maneras y que aunque él no conoce
el texto está convencido de que hay razones poderosas en San Juan
para expresar el camino en este sentido budista de la realización
de esta manera como tú la expresas, pero habría que investigar
más porque no conoce.
Pregunta
Tenemos un punto común esencial con el budismo que es la compasión
pero hay un aspecto que no entiendo muy bien que es el aspecto de la vacuidad.
VENERABLE JIGME RIMPOCHE:
El énfasis que la persona que pregunta pone en la compasión
es muy importante. En el budismo el amor y la compasión es un aspecto
crucial, porque esa motivación es la que hace que focalicemos nuestra
mente de una manera concreta. Si no, la focalizaríamos de otra
manera distinta y la realización no sería la misma. Una
vez esta motivación de amor y compasión es seguida por la
acción y por la motivación de la práctica y así
a hace que los resultados de la práctica no sean buenos sólo
para los demás sino que sean mucho más efectivos para nosotros
mismos en cuanto a la estabilidad mental y al conocimiento o liberación
de nuestra propia mente.
La vacuidad se ha malentendido de muchas maneras porque en realidad cuando
nosotros comenzamos el trabajo de realización no buscamos la vacuidad,
ésta llega por sí sola ya que en realidad el significado
de vacuidad es ir más allá del yo. Se considera que el sufrimiento
nace de la realidad de vivir atrapados por el yo y cuando realizamos,
cuando alcanzamos el despertar vamos más allá del yo pero
no quiere decir para nada que hablemos de un concepto de vacío
o de vacuo.
En cualquier caso, es muy difícil precisar conceptualmente el sentido
de la vacuidad. Cuando la ciencia hoy en día está hablando
de que el estado sólido no existe, todo es partículas en
vibración, eso no quiere decir que busquemos un estado no sólido
en la vida.
Nosotros cuando practicamos no nos ponemos como meta la búsqueda
de la vacuidad, focalizamos nuestra atención en el desarrollo de
la mente de amor y compasión, en la liberación del sufrimiento.
Lo que ocurre es que en este proceso a uno le llega la comprensión
de esta vacuidad, de este ir más allá del yo pero no significa
que uno esté inexistente. Si vas más allá del yo
vas más allá de los conceptos, con lo cual explicar el concepto
sería difícil.
En este sentido la forma de expresión del budismo, cuando el budismo
habla del yo, habla de la mente. Nosotros sabemos que existe la mente
aunque físicamente no es fácil tampoco de ubicarla con precisión,
pero la mente existe y también los conceptos, yo existía
antes de los conceptos pero hoy yo creo que existo, que tengo un yo y
también sé que este yo, y así lo dice el budismo,
un día va a morir, va a desaparecer. Sin embargo, la naturaleza
última de mí mismo según el budismo, sigue existiendo,
estaría antes de los conceptos y permanecería después,
antes del yo y después del yo. La mente existe después de
la muerte, después del yo pero de una forma de energía sutil,
es decir sin forma.
Al renacer o reencarnarse, el concepto, no renace el cuerpo ni renace
una forma concreta ni siquiera un concepto de nosotros mismos, sino renace
esta energía sutil libre de conceptos, de forma que quizás
así sea más entendible lo que estamos hablando por vacuidad.
De alguna manera viviríamos atrapados en tendencias, hábitos,
emociones en el yo y cuando realizamos nos liberaríamos de todo
ello, con lo cual alcanzaríamos la vacuidad o comprenderíamos
o viviríamos ese concepto sin forma.
Pregunta
El budismo da mucha importancia al concepto de ignorancia, ¿por
qué?
VENERABLE JIGME RIMPOCHE:
De hecho el término ignorancia tiene diferentes maneras de expresión.
En realidad, lo que Buda quería decir por ignorancia es un concepto
sencillo, pero el hecho de que sea sencillo no quiere decir que sea fácil
de entender, al contrario, al ser tan sencillo es bastante difícil
de entender, porque en todos está la capacidad de alcanzar el objetivo.
Todos tenemos este potencial de realizarnos y de alcanzar el despertar.
Sin embargo, a pesar de ese potencial, el mismo término de ignorancia
es el gran obstáculo para este despertar. Es difícil de entender
porque va unido la ignorancia con nuestro modo habitual de vivir, con la
identificación con nuestras tendencias psicológicas, con el
apego a nuestras emociones, a nuestra manera de entender y percibir las
cosas. En realidad, es esta manera de percibir, de vivir identificados con
nuestro yo lo que nos hace sufrir, en ese sentido hablamos de ignorancia.
La ignorancia es que no nos damos cuenta de que es nuestra manera de percibir
la realidad la que nos hace sufrir y la que nos impide el despertar.
Pregunta
Estoy de acuerdo con el diálogo, pero como cristiano me resulta
muy difícil asumir el concepto de reencarnación.
VENERABLE JIGME RIMPOCHE:
Aquí el lama es taxativo: cuando hay un diálogo él
no busca el acuerdo. El objetivo del diálogo no es llegar a acuerdos
o consensos sino intercambiar maneras de pensar y de practicar. Cuando uno
dialoga, uno escucha, conoce, descubre, la opinión del otro y encuentra
la esencia de cada tradición. De manera que luego cada uno libremente
opte por una forma de expresión espiritual pero siempre dentro del
conocimiento mutuo.
En el ejemplo que usted plantea, por lo que él ha entendido de la
expresión cristiana, se habla de que el cuerpo muere sólo
una vez pero que el alma permanece, que va a algún sitio, al purgatorio,
al cielo o al infierno, con un objetivo de terminar en la unión con
Dios. Esto implica ir más allá de los conceptos también,
esto hablando como seres individuales, como personas que tenemos una vivencia
y una aspiración. De alguna manera estamos diciendo con esto que
la mente no termina, no expira.
Si lo miramos desde el punto de vista budista, el budismo no dice taxativamente
que cuando uno muere tiene que reencarnarse, eso no es así. El budismo
habla también de distintos aspectos: habla del samsara, de mundos
infernales, de la liberación o la realización, o lo que es
lo mismo, que nuestra conciencia vaya más allá de la ilusión,
y la realización, en este caso no de la unión con Dios, sino
de la naturaleza última de la mente de Buda. El ve que son dos maneras
de expresar algo que tienen mucho sentido y que en realidad estas dos expresiones
lo que hacen es dar sentido, valga la redundancia, a la vida, a por qué
estamos aquí, qué hacemos y a dónde vamos. Las expresiones
son distintas pero cree que hay menos separación en el concepto de
lo que la gente en general cree, porque en los dos casos se habla de continuidad
del alma, de la psique. En los dos casos se habla de objetivo de encuentro
o unión con Dios, en un caso o encuentro de la realización
de naturaleza de Buda.
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